El 9 de agosto el diario Clarín informó que se había
concretado el llamado a licitación de Cresta Roja, dejando atrás -en los
hechos- el anuncio presidencial de la supuesta “reapertura” del
establecimiento, que todavía no tiene ni si quiera un dueño. Esta situación descubre las mentiras de Macri y Ovoprot, que
no han podido garantizar la continuidad laboral de la mayoría ni las
condiciones y conquistas de los que “tuvieron la suerte” de firmar un contrato
precario de seis meses de duración.
Apenas 817 obreros -de un total de 3.200- han retomado sus
puestos, con reducción salarial y resignación de sus respectivas antigüedades.
Mientras tanto, los que aún no han regresado están viviendo con tan solo 6 mil
pesos, que serán descontados de futuras indemnizaciones. La jueza que interviene en el proceso de quiebra -Pérez
Casado- dejó de lado a la actual operadora, Ovoprot, poniendo una fecha límite
-16 de Octubre- y la exigencia de un plan de inversiones junto con un pago base
de al menos 110 millones de dólares.
Nos encontramos ante nueva etapa de la lucha de los
trabajadores de Cresta Roja por la reincorporación real y efectiva de todos, que
comenzó con los bloqueos de los portones días atrás y las muestras de
solidaridad entre los de “adentro” y los de “afuera”. Gracias a estas medidas se logró que cerca de 200
trabajadores firmaran contratos, en función de los cuales deberían retomar sus tareas
a mediados de Agosto. Sin embargo, esto podría ser una maniobra, ya que hay
muchos rumores de que no existirían pollos suficientes para faenar.
En ese marco, los compañeros anunciaron que de no respetarse
el acuerdo volverán a cortar los accesos a la empresa y a reclamar el apoyo de
todos para triunfar en su justa causa. Hay que hacer asambleas de base en las dos plantas,
“levantando la guardia” y preparando el terreno para la pelea de fondo que se
avecina, por la vuelta al trabajo de todos, sin contratos ni maniobras, con
todas las conquistas que tenían antes de la quiebra.
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